41 – Después del ocaso (II)

La semana pasada nos quedamos con la marcha de la empresa en la que había estado tres años, por lo que continuamos desde aquel punto.

En aquel momento me encontraba tan perdido que tomé la decisión más cómoda que me era posible. ¿Cuál podía ser dicha decisión? No buscar otro trabajo y dedicarme a la vida contemplativa mientras pensaba que hacer a continuación… Tenía dinero ahorrado, y además vivía con mi padre, por lo que podía permitirme el estar un tiempo sin trabajar.

La relación en mi casa era bastante extraña en esos tiempos. Vivíamos juntos mi padre, mi hermano y yo, pero era como si llevásemos vidas independientes… entrábamos y salíamos cuando queríamos, sin preguntarnos dónde íbamos o cuando regresábamos… parecíamos compañeros de piso más que familia. En aquellos momentos éramos una familia totalmente desestructurada que se mantenía junta por pura inercia y necesidad (tres personas rotas emocionalmente). Por ubicarlo temporalmente, lo que estoy contando en esta entrada sucedió aproximadamente un año después de la muerte de mi madre.

Por aquella época fue cuando realmente yo me derrumbé emocionalmente hasta un punto que jamás pensé que alcanzaría. Desde la muerte de mi madre hasta aproximadamente un año después mostré bastante frialdad (cosa que alejó a gente que anteriormente había tenido cerca, como ya conté en la entrada anterior que sucedió con la chica que me gustó en mi anterior trabajo) ya que consideraba que no podía permitirme el «lujo» de hundirme porque si yo me hundía se hundía conmigo el barco entero dado que mi padre y mi hermano estaban destrozados y yo me sentí con la «obligación» de tirar para adelante con la casa y con todo… eso me costó una ansiedad que mantuve durante muchos años después y que de vez en cuando sigue asomando para recordarme que no tiene intención de abandonarme nunca y que aguantar demasiado tiene consecuencias indelebles (pero nos llevamos bien… cuando viene acepto su visita y tan pronto como me es posible la dejo marchar… es una invitada indeseada, pero a día de hoy no afecta ni altera para nada mi vida).
He tardado muchísimo tiempo en reconocer mi propia mentira ya que, en realidad, yo no estaba actuando así por el bien de mi padre y de mi hermano… si no para no reconocer mi propio hundimiento y negarme a ver que en ese momento lo mejor que podía hacer era llorar y tratar de liberarme poco a poco de ese sentimiento. En lugar de ello traté de ocultárselo a todo el mundo bajo una máscara de frialdad (incluso a mí mismo me lo oculté) hasta que la angustia y ansiedad salieron de golpe en forma de una crisis de ansiedad, que fue la primera de muchas, y una depresión de la que sería presa durante los siguientes años de mi vida.

Estuve un año sin trabajar, y seguramente ese año coincidió con el más duro a nivel psicológico que he pasado en mi vida. Durante ese año me limitaba a jugar a videojuegos, salir de fiesta los fines de semana y tratar de evitar los pensamientos suicidas que me venían a la mente constantemente. En esa época me sentía realmente solo y lo que más me apetecía era no despertarme al día siguiente… por suerte siempre he sido incapaz de llevar a cabo nada que atentase mínimamente con mi vida (y menos mal, porque habría cometido el mayor error de mi vida).
Lo que sí que llegué a hacer fue autolesionarme. Algunas (pocas) noches, mientras mi padre y mi hermano dormían, yo me iba a la cocina y me ponía a llorar tratando de hacer el menor ruido posible para no despertarlos. Lloraba de forma desesperada ya que así era realmente como yo me sentía, y en algunos momentos llegué a coger un cuchillo de cocina y a clavármelo en el brazo con la única intención de sentir dolor… y quería sentirlo porque eso significaba que aún era capaz de sentir algo independientemente de si era un sentimiento bueno o malo como el dolor… así de muerto por dentro me sentía en aquellos momentos…
Tras el primer ataque de ansiedad fui al psicólogo (que no me sirvió para nada) y estuve medicado durante algunos años, tanto con ansiolíticos como con antidepresivos.

Tenía amigos, y muy buenos, de hecho a día de hoy sigo conservando a varios de ellos, pero yo sentía que nadie podía ayudarme en aquellos momentos… y ellos sabían que si pasaba tiempo sin dar señales de vida era porque me encontraba aún peor que de costumbre emocionalmente. Cuando peor estaba en lugar de tratar de apoyarme en ellos mi actitud era la contraria, alejándome aun más de ellos y recreándome en mi propia soledad… aunque supongo que será algo común en procesos psicológicos depresivos.

Durante ese año fui capaz de encontrar otro trabajo, también de administrativo como en la empresa que estuve anteriormente, pero me duró muy poco: Era para cubrir una baja y finalmente la baja apenas fueron unos días, por lo que no tardé en quedarme sin trabajo de nuevo… y meses después de ello comenzó el inicio de una lenta recuperación que tardaría muchos años en ser completa.

Decidí no volver trabajar de administrativo. Tenía un amigo que se dedicaba a la informática, y cuando hablaba con él sobre trabajo yo veía que era algo que podía gustarme a mí también, por lo que comencé a buscar trabajo de ello sin tener ninguna experiencia en el sector. Cuando me preguntaban que cuanto quería cobrar o que cuales eran mis expectativas siempre respondía lo mismo: Que el sueldo me daba igual y que como no tenía experiencia lo único que quería era aprender. Eso, como era de esperar, me hizo encontrar un trabajo en muy poco tiempo, donde tenía que echar muchas horas y estaba muy mal pagado… pero a mí no me importaba ya que tenía claro que por algún lado tenía que comenzar.

Ese fue el primer paso en mi paulatina recuperación y que, como consecuencia colateral, acabó con mi año sabático (por no llamarlo «año de ser un ni-ni»).

Mi carácter por aquel entonces y durante los próximos años fue bastante malo… por un lado, continué siendo extremadamente depresivo, continué con las crisis de ansiedad ocasionales, era vago, creía tener siempre la razón, razonaba muy poco, era bastante insociable e irascible… vamos, una joya… realmente me avergüenzo de haber sido así ya que era adulto pero me comportaba básicamente como un niño malcriado… aun así, hace algún tiempo que me he perdonado a mí mismo por ello y lo tomo como nota para ser mejor en el futuro.

¡La semana que viene continuamos con la que creo que será la última entrada de esta serie sobre mi vida!

2 respuestas a “41 – Después del ocaso (II)”

  1. […] del ocaso – DESDE UN BALCÓN DE MADRIDUna experiencia tras perder a un ser querido. Tiene segunda y tercera […]

    Me gusta

  2. Avatar de Top N’ Blogz #8 – THE_CHEI$

    […] del ocaso (Parte I, Parte II y Parte III) – Desde un balcón de […]

    Me gusta

Deja un comentario

Importante:



También estoy en:



Suscripción:



Lista de categorías:



Entradas por fecha:



Crea una web o blog en WordPress.com

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar